DEL CONSUMISMO A LA ERA DE LOS ZOMBIE WORKERS.
Masha Mijailova y Enmanuil Boanyinov
“El exceso es un defecto”
León Bloy.
“El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer”
Oscar Wild.
La relación <<Estajanovistas Irreversibles>> del primero de la serie de los seis carteles siguientes, hace simple alusión a una especie de trabajadores hiper-productivos con absoluta adición al trabajo -no sabemos si como cualidad o como defecto- Algunos ya son conocidos como los zombie workers, por su irracional e inagotable capacidad para estar haciendo algo con lo que ocupar su mente y su cuerpo en todo momento. Y no hay que mirar muy lejos para verlos. Pero este cartel y los siguientes, hacen un sentido homenaje a la estética y la innovación visual de los tiempos del constructivismo y del realismo social soviéticos, no exentos de ironía. Pero la ironía, incluso el sarcasmo, no pretenden desfondar la ideología subyacente a estos períodos históricos y sus formas de expresión, si no todo lo contrario, meter el dedo en la yaga para denunciar, hasta dónde llega hoy día, contra lo que se luchaba entonces. “El cartel soviético, expresión principal del arte en la URSS, es la realización más seria hacia un arte público de masas, sin demagogia plástica alguna en la sobriedad heroica de sus formas. Su eficiencia social está formada por una larga y dura experiencia de lucha”. Josep Renau. La función Social del Cartel Publicitario. Así, los Estajanovistas Irreversibles, serían los trabajadores que ¿nacen o se hacen? bio-programados para no dedicarse a otra cosa que trabajar, poniendo de manifiesto que los beneficios del trabajo no los harán libres, y que los beneficios del capital, solo hará esclavos a otros. De ahí que en la base de la pirámide en la que se inscribe el texto de este primer Póster Estajanovista diga “…UTILIZA MIENTRAS ABRAZA SI PUEDES BESA VIVE Y AMA”.
Los siguientes carteles de la serie, que parten de la irreversibilidad estajanovista, nos presentan cinco nuevos de ellos. Que son: el Sietecerrojismo, el Cojonudismo, el Trampantojismo, el Estraperlismo y el Voluntarismo. Ensimismados e irreversibles, cada uno en su propio –ismo.
Así que en segundo lugar, después de trabajar, trabajar y trabajar, aparece el Sietecerrojista. De siete cerrojos. Que para abreviar, no es otra cosa que ese carácter español universalizado conocido como Donjuanismo. O, seduccionismo impenitente. Esa manera que tienen algunos hombres de depredar a una mujer tras otra, como si no hubiera un mañana. Y que aquí se define como un sistema basado en el auto blindaje y la máxima de no hacer prisioneros, que se puede traducir por, no amar ni dejarse amar, a nadie ni por nadie. Pero dedicarse siempre a la seducción y al ayuntamiento. Fornicar, fornicar, fornicar. De ahí la cara que se compone en el póster y que es la que puede quedarle al Don Juan, el día que se enfrente a su espejo; de ahí la imagen que forma el texto, con al menos tres interpretaciones: su nariz, un cohete, un falo, etc. Y de ahí también que termine diciendo “…Y NO LLORES POR NADA”.
En tercer lugar, tenemos al Cojonudismo, que aquí consideramos después del Donjuanismo, como el segundo prototipo de carácter español en importancia por su arraigo. Así lo acuñó nada menos que Unamuno, que estaba convencido de que parte de los males históricos de la nación española como conjunto humano, provenían de ese impulso endémico que arrebata a los españoles y les empuja casi siempre a resolver los problemas por la vía más rápida y violenta. El Cojodunista auténtico, sale al paso de cualquier circunstancia vital, a las bravas, y si hace falta, pasa por encima de todos nosotros y de la madre que le parió. Aunque nuestro Cojonudista Estajanovista, es más bien, del subtipo de los que se les va la fuerza por la boca. Ese perro ladrador poco mordedor, que se nos presenta, como no podía ser de otra manera, altivo y vanidoso, "CON UN PAR".
¿Qué decir del Trampantojismo? Que ni más ni menos, puede ser el tercer prototipo de carácter, también español y también en importancia por su arraigo. Pero quede constancia que un trampantojo -trompe-l'œil- no es otra cosa que un juego visual, un engaño óptico; algo que se produce solo delante de nuestros ojos, que no pasa del ilusionismo o del fingimiento, pero que puede parecer absolutamente real. Y al igual que su colega Cojonudista, el Trampantojista Estajanovista, es uno que no solo quiere parecer lo que no es, sino que todo en sí, es una construcción, una impostura, solo explicada por el hecho de parecer otra cosa y de influir en terceras personas, principalmente con un fin sexual. Además, para subrayar la falsedad de sus construcciones, su discurso está elaborado a base de refranes y frases hechas, lo que pone de manifiesto la superficialidad de los que hablan siempre por boca de otros. Su símbolo, es una figura que todo el mundo sabe que es imposible; que no se puede dar en las tres dimensiones conocidas. Pero a pesar de ello, nuestra percepción parece que sí le da rango de real al menos sobre el papel. Es un aviso para que se lo crea quien quiera.
En pleno Siglo XXI, el término estraperlo-estraperlista, nacido al calor de la convulsión de los primero días de La Segunda República Española, es otro de esos arquetipos que se pueden enfundar más que bien muchos españoles de hoy, pero que como expresión, ha caído en desuso. No porque hayan dejado de existir el estraperlo y los estraperlistas, si no porque muy al contrario, han proliferado como hongos, solo que ahora usaríamos otros vocablos, como prevaricación, cohecho, y tráfico de influencias. EL estraperlo no fue más que un juego de azar con estructura de ruleta que se popularizó en Europa en la década de los 30. Y que en España toma su nombre de sus inventores-empresarios Strauss, Perle y Lowan. Stra-per-lo. Y que tuvo como hito sonado en aquellos tiempos el escándalo que salió a luz pública por la denuncia que presentó Daniel Strauss contra el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, al que le exigía una indemnización por los gastos ocasionados a causa de la instalación de su juego y por los sobornos pagados a políticos del Partido Republicano Radical y a familiares y amigos de Alejandro Lerroux. A partir de aquí el genio común español adoptó rápidamente la expresión para referirse durante ese período y sobre todo durante la posguerra, a cualquier comercio ilegal, actividad irregular, mercado negro, chanchullo, especulación, fraude, contrabando, confabulación, tejemaneje y demás. Hoy parece lejano, pero será porque el genio común español está dormido y todavía no ha incorporado a su rica verbalización de la realidad voces como gurtelismo-gurtelista, puniquismo-puniquista, tresporcentismo-tresporcentista, o ereismo-ereísta, por poner algunos ejemplos. Cambian los nombres, cambian los tiempos, cambian los lugares, cambian las personas, pero los resultados son los mismos.
En el caso que nos ocupa, el <<Estraperlista Estajanovista>>, timador empedernido, se nos presenta como un Estraperlista Dadaísta, Futurista, Situacionista y Constructivista, como vehículo para trasmitirnos contenidos plástico-textuales. Y para ello además representa un bólido de carreras -esquina inferior derecha, construido con tipografía y algunos elementos planos- junto a lo que parece la salida de un circuido y un boxe, en perspectiva cenital. Como a punto de salir, disparado, del papel al corazón, de lo moderno de lo clásico, de lo clásico a lo moderno, en clara alusión a sus referentes visuales-conceptuales, Georgy y Vladimir Stenberg, Kasimir Malevich, El Lissitzky, Vladimir Tatlin y Ródchenko. A lo que hay que sumar el aporte de dinamismo construido en la esquina inferior izquierda con los cinco primero puntos numerados del Manifiesto Futurista de Marinetti; como las cinco primeras posiciones ante la salida. Toda una declaración de intenciones que nos lanza al último póster de la serie: el <<Voluntarista Estajanovista>>.
Gráfica Poética. Emilio Papel.
En el caso que nos ocupa, el <<Estraperlista Estajanovista>>, timador empedernido, se nos presenta como un Estraperlista Dadaísta, Futurista, Situacionista y Constructivista, como vehículo para trasmitirnos contenidos plástico-textuales. Y para ello además representa un bólido de carreras -esquina inferior derecha, construido con tipografía y algunos elementos planos- junto a lo que parece la salida de un circuido y un boxe, en perspectiva cenital. Como a punto de salir, disparado, del papel al corazón, de lo moderno de lo clásico, de lo clásico a lo moderno, en clara alusión a sus referentes visuales-conceptuales, Georgy y Vladimir Stenberg, Kasimir Malevich, El Lissitzky, Vladimir Tatlin y Ródchenko. A lo que hay que sumar el aporte de dinamismo construido en la esquina inferior izquierda con los cinco primero puntos numerados del Manifiesto Futurista de Marinetti; como las cinco primeras posiciones ante la salida. Toda una declaración de intenciones que nos lanza al último póster de la serie: el <<Voluntarista Estajanovista>>.
Gráfica Poética. Emilio Papel.
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